La hidroxicloroquina es un inmunomodulador usado desde hace décadas para el tratamiento de la malaria, lupus y la artritis severa. Como parte de los estudios para tratar a pacientes con COVID-19 se determinó que la hidroxicloroquina «no tiene evidencia de buena calidad» que demuestre sea eficaz, divirtió la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en un reporte del 6 de abril.
Entre los efectos secundarios indeseados que la hidroxicloroquina suele causar en algunos pacientes que la toman para curar otras enfermedades se encuentran el dolor de cabeza (cefalea), mareos, pérdida de apetito, malestar estomacal, diarrea o dolor de estómago, vómitos y sarpullido (erupciones en la piel), indica la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
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